viernes, 29 de marzo de 2013

Reflexión sobre las prisiones, la pena, el castigo y nosotros.


Que duro es morir clavado, en un muro de agonía.
Ir quemándose las plantas, sobre losas de cal fría.
Sentir granada la sangre, trigo rojo sin espiga.
Y un portazo de recintos, siempre contra las pupilas”


La cárcel.

Las cárceles no son y no han podido ser otra cosa que el reducto contingente de todas las expresiones de dominación que se han forjado en esta sociedad. Las prisiones son el mecanismo que neutraliza todas aquellas expresiones que son inherentes al actual sistema de relaciones humanas y que está básicamente basado en la subordinación del individuo a las mercancías o, por igual, a una moral que para nada ha sido aplicada a todos los componentes de la sociedad por igual y que ha sido impuesta a través de los años por medio de la fuerza o la coacción moral.

El aislamiento y el exilio ha sido una de las estrategias usadas por las sociedad para evitar que individuos que presentan conductas negativas en lo social atenten contra el resto de los componentes del entramado. Sobre todo si estos atentados van dirigidos a desestabilizar las relaciones que sustentan la cadena entera de producción de bienes o los privilegios de una pequeña clase dominante.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que las prisiones han servido como alambrado de púas que separa a quienes no se adaptan a un conjunto de normas sociales que sitúan la propiedad privada como pilar fundamental del modelo económico y de la ideología predominante frente a quienes si lo hacen . Serán las cárceles entonces mecanismos efectivos para proteger el actual orden de las cosas.

¿Quienes son los presos?

Como cabría esperar entonces tenemos que el grueso de la población penitenciaria provienen de un estrato social que no ha tenido acceso a recursos en la misma manera que otros componentes de la sociedad y que no manejan las herramientas emocionales o cognitivas para desarrollar alguna actividad laboral que les provea de estos recursos y en caso de poder realizarla, por lo general son actividades económicas que no se encuentran dentro del marco de la legalidad actual.

Y si bien es cierto que estos factores suelen estar presentes en aquellas personas que pertenecen a los grupos marginados de la sociedad, basándonos en las mismas relaciones sociales, podemos prever que muchos sujetos no solo responden a necesidades materiales como la adquisición de dinero para resolver su precariedad. También existen en las prisiones elementos criminales que mas allá de haber crecido en condiciones económicas precarias con frecuencia reproducen conductas antisociales que imitan a aquellas que son causa innegable del actual sistema de desigualdad y opresión que los convirtió en sujetos “antisociales” o simplemente desarrollan conductas violentas. Este grupo es una minoría. Al igual que aquellos que se ven privados de libertad por razones netamente políticas. Dejando claro por supuesto, que aquellos que infringen las leyes de la sociedad son o serían identificados como presos sociales, los otros, los segundos, serían los presos por ideas o actos relacionados con ideas políticas expresamente dicho como tales o adheridos a las corrientes.




Leyes y crimen.

Esto trae a discusión y reflexión los limites o la separación de cuales son las conductas aprobadas por esta sociedad y del porque no son aplicadas pragmaticamente sobre elementos que actúan de esta manera también y que de manera alguna sufren, ni sufrirán jamas privación de su libertad. Hay negocios legales como la venta de minas anti-personas o la minería a cielo abierto, negocios ilegales como vender musica pirateada o las pequeñas minas en el amazonas venezolano. Drogas legales como el alcohol y el café, drogas ilegales como la marihuana o la cocaína. Trabajos dignos como el de prestamista o los banqueros, trabajos ilegales como los vendedores ambulantes y la prostitución.

El código moral de la sociedad ha establecido esto por medio de las leyes y de ahí debe partir una de la critica que no puede faltar en los análisis que se hacen sobre la prisión bajo una óptica libertaria. Las leyes son ni mas ni menos que la super-estructura que sostiene las decisiones tomadas por una minoría y que ha sometido a las mayorías por medio de la fuerza, la ignorancia y el engaño durante mucho tiempo creando una sociedad donde los valores culturales y la lógica del sistema capitalista se hacen uno para definir al sujeto político de la era moderna.

Algunos datos.

Hay algunos datos datos interesantes que muestran como los porcentajes de presos varían con respecto a la legislación que cada país o cada estado aplica. Así tenemos que países como USA tiene 1 de cada 4 presos del mundo o el 5% de su población enfrenta algún tipo de problema legal relacionado con las restricciones de la libertad. Esto era para el año 2009; la cantidad de 2,300,000 privados de libertad. Le sigue China, que cuadriplica la población norteamericana y tiene 1,600,000 presos sin contar con aquellos presos “administrativos” que forman parte de la disidencia política. España tiene uno de los porcentajes de presos más altos de Europa. Entre 1980 y 2009, se ha cuadriplicado la población penitenciaria. En algo menos de 30 años, España ha pasado de tener una población reclusa de 18.583 personas en 1980 a 76.771 personas presas en noviembre de 2009. Sin embargo, el número de delitos no aumenta. El caso que nos ocupa, Venezuela, cuenta con casi 46,000 presos. Y en contraposición a las cifras españolas tenemos un crecimiento en cuanto a las actividades delictivas.

¿Funciona la prisión?

Las prisiones tienen varias funciones. Y lo cierto es que cada una de las efectividades atribuidas a estas funciones son desmontables fácilmente con una simple recopilación de números oficiales o datos ofrecidos por las ONGs que trabajan estos temas.

Los índices de reincidencia, el freno a las actividades criminales por medio de la disuasión o el miedo a caer preso, la reinserción en la sociedad y el arrepentimiento sobre el crimen cometido son pruebas del fracaso del aislamiento sistemático como soluciones a estas conductas penalizadas en la sociedad actual. Y esto sin mencionar que no es necesario cometer un crimen para ir a prisión una temporada, véanse los miles de casos de retardos procesales.

Mientras tanto, no solo es que crezca la frustración dentro del penal mientras se cumple la pena si no que esos ambientes degradantes llevan a la deformación total de las personas haciendo las veces de escuela de odio o escuela del crimen. Sin ninguna garantía que alguien que pasa por la prisión debe arrepentirse por el crimen cometido.

Venezuela en el 2009.

Según el Observatorio Venezolano de las Prisiones (OVP) el 90 % de los reclusos que abandonan el penal reinciden. Y por lo general podemos predecir que las condiciones en las que se comete el crimen de reincidencia pueden ser por lo general mas violentas. Esto debido a las condiciones y la experiencia de aislamiento con otros reclusos en zonas hacinadas y deshumanizantes.

A pesar del discurso sostenido desde el ministerio de las Prisiones se puede constatar que las prisiones han por el contrario de lo que cabria esperar, empeorado. De hecho una de las cifras mas preocupantes es aquella que indica que casi el 70% de las muertes en Venezuela durante el año 2009 son muertes ocurridas en prisión.

Según estadísticas de esa ONG, en Venezuela 45.508 personas están presas. Al menos 28.400 no han recibido sentencia firme, lo que representa el 65% de la población penal. El 45% tiene menos de 25 años y 56,7% forman parte del estrato IV de la sociedad. Mas del 50% de la población penitenciara pertenece a un estrato donde el sustento de cada día no esta asegurado, en otras palabras, no tienen una situación laboral estable. Y una vez llegan a prisión son mantenidos por el Estado venezolano a razón de 9 BsF por día/preso. Cifras del OVP para el año 2009.

Como vemos en estas cifras la prisión en Venezuela padece de una inoperatividad en lo que se refiere a la administración de justicia por lo que cabria esperar que como método para reinsertar a las personas en la sociedad de nuevo, sus resultados serian igualmente caóticos. Y de hecho los son.

Retardo procesal.

De estas cifras anteriores podemos ver que muchos de los presos no han recibido una sentencia. El retardo procesal y la ineficacia del sistema judicial mantiene a muchas personas injustamente encerradas. Sin embargo hay que entender que exigir al Estado la “correcta y eficaz” ejecución de la administración de justicia pasa por admitir o reconocer que esta justicia injusta o justicia burguesa debe ser aplicada con mejoras en vez de erradicada.

Esta postura no debe ser limitante a la hora de acompañar a los familiares de quienes se ven en esta terrible situación ya que sabemos y entendemos que muchas de las personas que se encuentran en retardo procesal son inculpadas por crímenes que no han cometido, sin pruebas, inculpándolos por la incapacidad de los organismos de seguridad del Estado a establecer quienes son los verdaderos culpables ya que la mayoría de las veces son estos cuerpos los administradores del crimen.

En cualquier caso, el retraso procesal deja claro la total incapacidad del estado para resolver problemas que ellos mismos han inventado ya que de ellos dependen los protocolos para ejecutar sentencias y demás castigos. Esto ultimo es un argumento a tener en consideración ya que el Estado y el capitalismo son los responsables directos de las condiciones que dan lugar a las cárceles y a su vez se mantienen así estos dos entes. Entonces, las relaciones de poder que dan lugar a la desigualdad necesitan de ambas situaciones ocurriendo al mismo tiempo; crimen que justifique la cárcel y cárcel que mantenga el crimen.

Los administradores del penal.

Como mencionamos anteriormente existe una porción de los presos que forman parte del entramado que controla el propio penal una vez recluidos en el. Los funcionarios que custodian las prisiones, en clara ventaja con respecto a los reos pueden articular la administración de privilegios dentro de la prisión. Para nadie es secreto que dentro de prisión se consiguen beneficios, armas, drogas y hasta salidas o pernoctas no previstas en las normativas internas. Esto da como resultado una nueva cara del negocio penitenciario, ya que mas allá de los antiguos actores como son el fiscal, el juez, los abogados etc... que todos viven de administrar justicia ahora debemos incluir aquellos que atienden las peticiones de quienes desde dentro de la prisión tienen mas recursos y reclaman mejoras para ellos o para sus compañeros de banda dentro del recinto.

El resultado es la para-administración de los penales con la aparición de un nuevo escalón dentro de la jerarquía carcelaria con los pranes apoyados o enfrentados entre ellos y a los funcionarios u otros organismos del Estado que pretenden recuperar el control de la prisión. De ahí que a cada tanto el Estado deba acceder al penal y retomar el control. Muchas veces reemplazando funcionarios y guardias sin garantía alguna de que al cabo de un tiempo se repita la situación de no control por parte del estado.

Cabe preguntarse aquí si son los pranes el producto de solo estas negociaciones entre presos y funcionarios o si surgen como defensa por parte de los presos frente a las agresiones que se dan de parte de los funcionarios y guardias o reclusos contra otros reclusos que aun dentro del penal resultan una molestia para quienes pretenden el control sobre el mismo y su para-administraron. Es pues, una competencia por el lucro que resulta de controlar las actividades económicas dentro del penal.


Nosotros y las prisiones.

Las prisiones son el producto de la sociedad. Una sociedad de desiguales no puede tener otro resultado que la desigualdad y es por ello que debemos ser contundentes cuando analicemos las causas y las consecuencias de las priones. Y debemos decirlo claramente; Las prisiones son consecuencia del capitalismo e indefectiblemente forman parte de las políticas estatales, de ahí que el abolicionismo haya sido, aunque no exclusivamente, consigna de varios autores libertarios.

Por ello las criticas o las acciones no pueden centrarse en una reforma humanitaria de las prisiones ya que sus causas, el capitalismo y el Estado; no son reformables. No hay una cara humana del capitalismo por ello no habrá una cara humana de las cárceles y mucho menos si esos mecanismos de reinserciones están basados en el aislamiento o el exilio.

De aquí podríamos preguntarnos entonces que proponer mas allá de la critica a las causas que la originan. ¿Cual puede ser el papel de nosotros frente el régimen de aislamiento y deshumanización? Donde podemos llevar a cabo acciones que de una manera u otra desenmascaren el discurso de quienes desde el poder intentan ofrecer soluciones y que como hemos visto en el caso de Venezuela esas soluciones no van acompañadas por la coherencia entre el discurso y sus acciones. Y los 60 muertos de Uribana son claro ejemplo, entre tantos otros.

Si el capitalismo se mantiene intacto es imposible pensar en la desaparición de la lógica carcelaria, por mucho que se pretenda la humanización de las prisiones. Cuando mucho se conseguirán unas mejoras, y que seguramente los presos y sus familiares agradecerán, pero esto no pone fin al problema.

Una manera de apoyar a estos movimientos sociales que los conforman los familiares de los presos/as son articulando redes de apoyo o adhesiones desde lo individual a determinadas luchas con determinados presos. La red de apoyo puede cubrir hasta donde sus medios (los del grupo) le sean posible, aun a riesgo de caer en asistencialismo. Y siempre valorando donde se enfocan las fuerzas y las energías de grupo de apoyo.

Antes se pueden identificar o tipificar los tipos o las razones que llevan a la gente a delinquir pueden ser varias y todas ellas producto de las relaciones sociales y económicas que atravesamos pero en vista de que nuestros recursos son siempre limitados y que quizás pensemos no todos los presos se merecen la misma atención.

Sabemos que la mayoría de los presos son personas que cometieron delitos en contra de la propiedad y aquí quizás deba considerarse si el robo surgió como respuesta a las condiciones de precariedad a que se ve sometido el sujeto y sus familiares. La imposibilidad de proveer alimentos o de pagar deudas puede llevar a cualquiera a cometer un acto desesperado con consecuencias no previstas como el homicidio de un efectivo policial o un vigilante de seguridad privada. Igualmente los homicidios no culposos.

No así se considera defender a servidores públicos o funcionarios que hayan incurrido en robo con el fin de enriquecerse a costa de nosotros. Estos últimos son enemigos de clase por definición y no merecen mas consideración que la que les arroje su abogado pagado con dinero que proviene de la corrupción y la desigualdad que creo toda esta situación. Narcos, militares, funcionarios públicos corruptos y explotadores del trabajo ajeno no merecen ningún esfuerzo según quien escribe. Todos estos son representantes del peor crimen de todos, el crimen de Estado y sus complices el Narcotráfico o la trata de personas.

Los presos políticos son presos que cuentan con el apoyo de muchos grupos de apoyo a presos y aquí viene bien hacer el siguiente matiz. Por lo general se decide no apoyar a presos que formen parte de proyectos políticos basados en ideas que que promuevan valores como la superioridad racial. O aquellos servidores del Estado o del gobierno, pasado o presente, que hayan incurrido en actos que perjudiquen a la sociedad. Asesinos de masas son, y desgraciadamente serán, altos funcionarios de gobiernos aun auto-proclamándose revolucionarios.

Queda a elección del grupo de apoyo a presos establecer cuales son los grupos políticos beligerantes contra el orden vigente y que realmente desbaraten las estructuras de la lógica Estado-Capital o se reivindiquen a favor de valores humanos. Son distinciones que le corresponde a cada grupo desarrollar ya que muchos grupos políticos se ven sometidos a declarar objetivos militares a enemigos según se opongan a las decisiones tomadas por sus mandos bajo condiciones de conflicto belico. Es por ello que muchos grupos piensan y definen que el móvil del crimen o delito debería estar motivado a cambios radicales en el entramado político social y económico.

Los presos por agresiones relacionadas al genero o a conductas homofóbicas merecen una reflexión. Estos delitos llevan acuñada la violencia que la sociedad patriarcal ejerce sobre las mujeres y homosexuales. Por lo tanto la critica debe apuntar claramente a acabar con ese prejuicio y esas ideas que ejercen violencia sobre el genero femenino y los homo/transexuales. La violencia sobre las sexualidades no convencionales y las relaciones de poder basadas en el genero es la desencadenante de estos crímenes donde por mucho son los hombres sus mayores ejecutantes.

Muchas mujeres cumplen penas por asesinar a a quien en vida les asesinaba lentamente o en determinada situación no les quedo mas alternativa que defender su vida asesinando antes a sus verdugos.

Mucha gente, al escuchar hablar de cárceles se pregunta inmediatamente que hacer con los violadores y agresores sexuales. Si embargo hay que repetir aquí que estos casos no son ni por asomo el grueso de la población penitenciaria y necesitan de mucho trabajo y atención especial si se quiere en verdad la reinserción o rehabilitación.

Y de aquí viene lo que significa para quien escribe parte de la propuesta con que se debe enfrentar el tema carcelario y de la rehabilitación de conductas antisociales, que quizás debemos admitir que aun en la mas perfecta de las condiciones económicas y sociales aparecería.
Entonces, alguien ha cometido un acto de violencia que perjudica a alguien en nuestro alrededor y la comunidad decide no encerrarle pero le pide que se marche. Quizás lejos no agreda de nuevo a quien ya agredió, pero sin una reflexión en torno a sus actos es muy probable que los repita en algún otro lugar y justamente esa no es la reinserción ni la rehabilitación.

La reinserción y la rehabilitación debe ser un compromiso de toda la sociedad pero, ¿estamos preparados para reinsertar sin aislar, sin exiliar? ¿Disponemos de todas las habilidades técnicas y pedagógicas para dedicarnos a orientar y rehabilitar a quienes de alguna manera lo necesiten?

De nuevo la respuesta no escapa a las causas que originan las prisiones.

Hoy en día tenemos muchas personas con la capacidad de responder a esto. Nadie ignora las cantidades de jóvenes que aun estudiando ramas de la ciencias como la psicología o el trabajo social se deben dedicar a trabajos mejor remunerados o simplemente otros trabajos. Y sin ir tan lejos tenemos muchas personas que absorbidas por el empleo podrían prestarse a estas tareas con la mas sincera de las vocaciones. Los propios familiares de los presos seguramente se involucrarían y contribuirían con el proceso. Y quien no se lo haya planteado debería de empezar a preguntarse si el cambio de la sociedad no pasa por aceptar cierta responsabilidad para con el colectivo, con el fin de que este colectivo se pueda desprender de la violencia que genera el despojo de bienes o dinero. Mas si esto involucra el uso de las armas de fuego para acceder o conseguir aquello que les ha sido privado.

Quien escribe piensa obviamente que si. Que tenemos todos los instrumentos para recuperar a las personas sin privarles de su libertad. Y es solo si para ello tenemos la alternativa de llevar nuestras vidas fuera de la lógica de la producción de mercancías, consumo desmedido, o del capitalismo en si.

Una sociedad donde se eliminan estas causas que generan el crimen no necesita un ejercito de funcionarios de la cárcel, necesita como mucho algunos grupos de gente organizada y realmente preocupada por los suyos propios y que disponen del tiempo y los recursos suficientes para realizar estas labores. Y el tiempo ya no será dinero.

Para aquellos irremediablemente crueles, para aquellos que de alguna manera solo buscan la sumisión de los otros, para aquellos que por mas de mil veces les pedimos reflexión humana y no aceptaron y de hecho sacaron provecho de nuestra buena voluntad y decidieron dar golpe de nuevo.
Para ellos tenemos preparada la guerra que termina con la guerra. Aunque suene contradictorio.

vientosinfronteras@gmail.com

martes, 26 de marzo de 2013

Reflexión entorno a las prisiones. Un espacio de debate y encuentro.


Según una convocatoria realizada por el colectivo Quimera Negra y con la asistencia y apoyo de la R(A), el pasado sábado 23 de Marzo se llevó a cabo una actividad cuyo único objetivo y eje era debatir lo aún no debatido, visibilizar lo invisibilizado: las PRISIONES. Si bien se busca la creación de un discurso coherente y fundamentado desde la óptica anarquista se persigue con igual ímpetu dilucidar la problemática y cada uno de sus axiomas, por lo que esta modesta actividad se enmarca en un contexto que recien comienza su construcción.


Todos somos posibles presos.


Bajo esta premisa y en una mesa expentante y amena se conversaron las inquietudes, puntos de vista e incluso frustraciones que genera este monstruo del estado y su lógica, se desengranaron las piezas de esta maquina perversa llamada prisión; para así comprenderlas y presentarlas a esta por demas espectadora, por demás atomizada sociedad.
Y así transcurrrió el tiempo, que como siempre va volando, se lleva consigo voluntades e ilusiones más deja la brecha del mañana para crear, por lo que no podiamos irnos sin conversar aquellos pequeños pero hermosos proyectos que todos y cada uno desarrolla para seguir para y por la lucha.


El por qué confrontar las prisiones y El Ideal.

Porque como anarquistas negamos la imposición de la autoridad y sus jerarquías.
Porque estamos contra cualquier sistema represivo e inhumanizante.
Porque todos somos posible presos, en una sociedad donde el crimen si no te lo hacen, te hace.
Porque estamos  en contra de del discurso coherente con el patriacado y sus injusticias.

Porque como anarquistas, soñadores y posibles impulsadores del ideal deseamos abolir cualquier forma o medio de represión.
Porque queremos una sociedad que forme y no deforme.

Una sociedad por el bien.
Una sociedad por la igualdad.
Una sociedad por la libertad.

Abajo los muros!



sábado, 23 de marzo de 2013

Reflexión: EL MACHISTA Y EL VIOLENTO SE HACEN, NO NACEN.


El “ser hombre” o “ser mujer” son características asignadas y que se desarrollan a medida que crecemos y nos vamos desenvolviendo socialmente como humanos siendo esto una construcción cultural llamada género, por tanto la sociedad atribuye a los hombres y a las mujeres conductas, formas de ser y roles opuestos por el sexismo.

A causa de la cultura machista los hombres están sujetos a una presión social para que respondan a “un modelo social tradicional”, la masculinidad hegemónica.

A partir de ella se les obliga y exige que sean racionales, activos, fuertes, firmes, decididos, rápidos, autoritarios, agresivos, temerarios, poderosos, promiscuos, y por sobre todo a no llorar.

Y por el no expresar emociones que para el típico machista son débiles porque son “afeminadas”, los hombres pagan un alto costo emocional; pues reprimen sus sentimientos, se lastiman a sí mismos, lastiman a otras personas (en especial mujeres, sin dejar a un lado niñas y niños) tratándolas con violencia y siendo agresivos.

Ejecutar esta masculinidad es riesgoso ya que da pie a diversos problemas emocionales y físicos.

Más allá de esta obligación, como seres humanos que son ¿No tienen derecho a expresar sus momentos de indecisión, debilidad, inactividad, afecto y sensibilidad sin ser objeto de burla? ¿Por qué tienen que buscar en todo momento el “demostrar” una virilidad absurda que busca defender “el honor” para que otras personas los respeten?

A sabiendas de las respuestas a estas interrogantes podemos entender que
Los hombres también pueden estar en pro de la igualdad de género y de sexos así como las mujeres, no hace falta ser anti-hombres para ser pro-mujer.

Los hombres pueden ser amables, cariñosos, expresar y comunicar sus sentimientos de afecto, tristeza, etc., pueden aprender a escuchar y tener empatía por los sentimientos ajenos.

También  pueden compartir el trabajo doméstico y del hogar. Pueden comprometerse a llevar una vida afectiva y sexual responsable, no sólo es tarea de mujeres.

Pueden ser respetuosos entre ellos mismos y con las demás personas, por lo tanto pueden ser capaces de reconocer y respetar las diferencias sexuales, edad, discapacidad, etc.

Los hombres pueden asumir su paternidad cuidando, manteniendo y criando a los niños y a las niñas al igual que las mujeres asumen su maternidad. Pueden discutir qué significa ser hombres, reflexionar sobre el género, paternidades, sexualidades, el machismo, la homofobia, el sexismo, buscar apoyo en amistades, etc.

Y por sobre todas las cosas los hombres también pueden llorar.

Reflexión en torno a las prisiones.