lunes, 15 de abril de 2013

Democracia, representación a mitades, la imposibilidad de la dictadura de la mayoría y nuestra propuesta.



Por viento sin fronteras.

Mecánica.

La democracia no es una pieza mecánica perfecta. Hace juego. Y cuando el juego alcanza ciertos niveles empieza a afectar a 2 de los 4 tornillos que sujetan la base, se muestra claramente inviable aquello de la representatividad. Mucho mas en un país que atraviesa una polarización por demás absurda.

Quienes sostienen que la democracia es el baluarte máximo o el pilar fundamental del orden social se equivocan. En la democracia prevalece la fuerza política de la mayoría. Eso es lo que se conoce como la dictadura de la mayoría y se desengrasa totalmente para rechinar cuando se enfrenta a la realidad que brinda la posibilidad matemática que existe de situar el resultado de la contienda por el poder o la mayoría, en un meridiano cero y paralelo cero. Y he aquí la imagen de la situación venezolana que da jaque al concepto de la democracia que se maneja. Democracia burguesa que le llaman.

Irremediablemente una mitad se impondrá sobre la otra. Pero, si no es de esta manera, ¿como sería?

Bien Afortunadamente los anarquistas si tenemos una respuesta para esto. Cuando llamamos a la abstención lo estamos poniendo sobre la mesa. Cuando atacamos abiertamente el Poder sabemos que nuestra propuesta pasa por señalar las divisiones absurdas que existen y que por supuesto deben ser acentuadas por los partidos políticos en pugna durante las campañas electorales.

Un mural en una calle cercana dice; Partidos obreros, obreros partidos.

Parte de la tarea difícil que se nos viene como sociedad, y es difícil por culpa de las alharacas electorales y el falso discurso revolucionario mediático, consiste en convencer a la gente que esta polarización impulsada durante tantos años es totalmente falsa.

Quien continué proponiéndolo de esa manera cae en el maniqueísmo infantil; todos los opositores son la derecha y los chavistas somos revolucionarios de la izquierda. Esto no representa la verdadera división que nos afecta en lo inmediato. E incluso en cuanto a las decisiones económicas o políticas internacionales, una lectura simple, desvela la convergencia de los planes de ambos proyectos en una complicidad colaboracionista con las demandas o exigencias del Capital Globalizado. No es el fin de este texto profundizar sobre esto, pero les animo a que busquen información mas allá de los medios de comunicación hegemónicos.

Explotados, explotadores. Dominantes, dominados. Oprimidos, opresores. Víctimas, victimarios.
Es esta la dualidad real, y aunque real, jamas podría ser representada con una proporción 50/50. No por lo menos en este país, bajo esta coyuntura.

¿Cuanto representa la clase dominante?

Obviamente son una minoría frente a una mayoría que hoy mas que nunca se muestra confundida. Y sorprende, cuando no asusta, observar como tanta gente no es capaz de identificar las verdaderas causas de tamaño disparidad.

Una muestra clara de quien sería la clase dominante sería exponer que en Venezuela el mayor Patrón es sin duda; el Estado. Le siguen los propietarios de los medios de producción que son privados. Y porque no, la casta militar. Recuerden que estos últimos no producen nada, por lo que están muy interesados en que el actual orden de esa disparidad se mantenga. Vienen a ser unos parásitos que defienden los intereses de quienes les mantengan en una posición de ventaja.

Existe una contra parte a todos ellos. Y pensando solo en lo económico, son las personas que les mantienen con la producción de riquezas por medio del trabajo. Aquel sector obrero o trabajador de la población que en medio de un letargo asombroso resuelve paliar las condiciones de precariedad económica optando por la economía informal o “matando tigritos”. Buscando de aquí para allá la vía clientelar y amiguista donde ahorcarse. Esta disparidad lejos de disminuir se ha acrecentado y las demandas de las voces que exigen cambios estructurales han sido sometidas a muchas “esperas”. Las elecciones, la salud del ex-presidente, el acoso del imperio, no darle armas a la derecha y un largo etcétera. Todos hemos escuchado esto. Y sabemos que nadie acepta escusas para siempre.

Así las cosas, es inevitable el aumento de la conflictividad social; el desmoronamiento del chavismo y por ende la oportunidad de reconocer un gigantesco error de reconocimiento de clase que ha sido el responsable de ese letargo asombroso, de la desmedida indolencia frente a los atropellos del poder y del silencio como estrategia política, cuando no complicidad afirmada y absoluta; para no contradecir a quienes, desde una posición acomodada piden sacrificios y exaltan los fines en detrimento de la coherencia con los medios que utilizan.

Corazones rotos, superar el despecho.

Asistimos pues, a una fragmentación del lazo emocional construido con las mas hipócritas intenciones de construir una cortina de cuero que no permite la puesta al descubierto de una organización social representativa basada el supremacía de unas directrices político-económicas propuestas por unos pocos por encima de las aspiraciones de los individuos. Proceso asistido por maquinas propagandistas que reproducen una realidad a la medida y donde la igualdad es menos que palabra escrita. Asistimos al fin de un espectáculo. Aunque esto no descarte que se inicie otro.

Tiempos de cólera se avecinan. Y solo por medio de la organización de los de abajo se hará menguar definitivamente el sistema democrático representativo fracasado y su nuevo clon; el poder popular institucionalizado. Es esa organización, la de los de abajo, el único sistema capaz de superar con creces cualquier expectativa de cambio promovida por una institución que; partida en dos, corrupta, ineficiente, demagoga y asesina; se muestra incapaz de resolver las demandas de quienes componen este tejido social falsamente polarizado.

Son nuestras aspiraciones y deseos en común aquella afinidad poderosísima capaz de construir la felicidad que buscamos y nos merecemos.
Reconozcamos al otro como igual, y si lo es verdaderamente, levantemos propuestas claras en lo local para resolver todo cuanto nos sea cadena u obstáculo. Y obstáculo y cadena será todo aquello que evite la organización de las personas u entorpezca la vía que da paso a encontrar nuestras propias soluciones.

Que nuestros vecinos inmediatos sean nuestro campo de ensayo.
De lo contrario, sera todo lo contrario.

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